Una ciudad en el interior
de Japón, ubicado a unas dos horas de tren desde Tokio, y donde podemos
respirar un aire de naturaleza e historia. Nada comparado con la modernidad de
la metrópoli japonesa. Si bien es cierto, es una ciudad bastante ocupada
durante las horas puntas de la mañana y la tarde, No vemos los grandes y
lujosos edificios sino las casas o negocios de 2 a 3 pisos con una
infraestructura antigua y al lado la cadena de montaña que en esta época de
otoño podemos admirar el color rojo de las hojas de los árboles. Es la
temporada para disfrutar de los famosos “kojo” o “Momiji” . Un hermoso paisaje
que no podemos desaprovechar si vienes a Japón en esta temporada.
Nikko, que en español
significa “Luz del Sol”, tiene su origen por los años 766 con la construcción
del primer templo Rinnoji. Luego se fueron construyendo varios templos budistas
y sintoístas. En 1616, el shogun Tokugawa Leyasu lo escogió como
mausoleo. Su nieto, Tokugawa Iemitsu construyó después el famoso templo de
Toshogu.
Viajé hasta Asakusa para
tomar el tren de la línea Tobu, en uno de los trenes rápidos, que llevan
directamente hasta la estación de Nikkō. Desde que salí de Asakusa hasta
llegar a Tochigi, todo era ciudad. Al cruzar las prefecturas inmediatamente vi
un cambio radical donde solo se veía montañas, ríos y chacras con alguna que
otra casa y me quedé maravillada con el color de las hojas de otoño, con
paisaje realmente lindo.
Llegué a la estación de
Nikkō e inmediatamente me dirigí al paradero de bus para utilizar el pase de un
día para la zona histórica. Con mostrar este pase me daba el derecha de subir y
bajar del ómnibus las veces necesarias sin pagar adicional. Sin embargo,
si deseas también puedes caminar hasta este centro histórico, si tienes tiempo
y quieres disfrutar del ambiente natural. Tomará el doble de tiempo que ir en
ómnibus pero si vas en grupo es posible que sea más divertido.
Me acerqué al Parque
Nacional de Nikkō donde están todos los famosos templos, no sin antes parar
unos minutos por el famoso puente rojo que me llamó la atención al pasar por
allí. Era el famoso Puente Shinkyo donde incluso puedes colgar los omikuji
colocándoles un nudo en los conocidos estantes de madera.
Luego, de admirar el
puente, debajo el río Daiya y al lado las montañas enrojecidas, crúcen la pista
para ir ingresar al Parque Nacional de Nikko. Subí unas cuantas escaleras y mientras
caminaba por una ruta de árboles rojos, llegué al Templo de Rinnoji
perteneciente a la secta budista Tendai.
Cruzamos la puerta y a la
salida ví un camino repleto de gente que se dirigían al famoso y gran templo
“Toshogu”. Este templo representa el lugar más significativo de Nikko y el más
visitado del parque. Se construyó entre los años 1634 y 1636, con la finalidad de
que el espíritu de su abuelo Tokugawa Leyasu descansará en paz.
Había leído, escuchado y
visto tanto sobre este santuario que al llegar encontré la famosa pagoda de 5
pisos, al lado, el ingreso al “Toshogu”. En la puerta principal habían dos
dioses Nio en ambos lados. Al entrar vi los distintos templos y al lado izquierdo
la figura esculpida en madera de los tres conocidos monos sabios ¡ No escucha,
No habla, No oyen ¡ en sus diferentes movimientos. Me quedé un rato admirando
la arquitectura del lugar pero aún no llegaba a la parte más interesante de la
zona. Caminé unos metros y me encontré con una puerta o “Torii” de piedra, al
fondo ya se comenzaba a divisar el esplendor del templo. Subí unas escalares y
pasé por la puerta Yomeimon, mágnifico diseño.
Este santuario es impresionante y con colores brillantes. Al fondo estaba
la puerta Karamon, cerrada, pero al lado encontraremos el ingreso a los salones
donde habrá que sacarse los zapatos para ingresar. Allí se realizan algunas
sesiones de relajación. En el mismo santuario, esta la puerta Sakashitamon para
el ingreso al mausoleo de Tokugawa Leyasu. Después de admirar cada parte del
santuario, decidí continuar mi camino para conocer los templos de Futarasan y
Nikkosan Rinnoji Taiyuin.
Finalmente y ya siendo
casí las 5 de la tarde, hora de cierre del santuario y ya comenzando a
oscurecer. Tomé el bus que me llevó hasta la estación para abordar el tren que
me llevaría de regreso a Asakusa.
Acceso desde Tokio:
-
Si tienes el Japan Rail
Pass, le aconsejamos desde la estación de Tokio o Ueno con el Shinkansen Tohoku
hasta Utsunomiya, desde allí tomamos el JR Nikko hasta la estación de Nikko. La
duración es de 95 minutos aprox.
-
Desde la estación de
Asakusa con la Línea Tobu directo hasta la estación de Nikko Tobu y el viaje
dura aprox. 110 minutos. Con la segunda opción puede adquirir el boleto de tren
junto con los pases para los buses que los llevará por la zona histórica de
Nikko o el pase para todas las zonas con un descuento especial.
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