Todos sabemos que Tokio es una ciudad
moderna, llena de edificios, muchos de ellos rascacielos, movimiento de gente y
transporte, un lugar donde todos viven muy ocupados en sus actividades. Sin
embargo, en medio de todo este lugar, podemos encontrar un “oasis en la ciudad”,
y es que el Santuario de Meiji, se encuentra ubicado en Shibuya, uno de los modernos
y bulliciosos distritos de Tokio, de otro modo, su localización en un bosque
lleno de árboles de diferentes especies y al costado del parque Yoyogi, hacen
del lugar un espacio donde aflora la naturaleza mientras caminamos hacía el
fondo del parque donde se encuentra el famoso Santuario de Meiji. Nos perderemos
dentro del camino rodeado de árboles y saldremos del bullicio de la grande
ciudad de Tokio.
Llegué desde Machida hasta
Harajuku, en la línea Odakyu hasta Shinjuku para después hacer el cambio de tren
a la Línea Yamanote. Una vez que salí de la estación de Harajuku , me encontré con
la entrada a la Calle Takeshita, muy concurrida por los jóvenes japoneses y
extranjeros. A unos poco metros, el puente Meiji y desde allí ya pude divisar
la entrada al Santuario Meiji, con una gran puerta conocida con el nombre de
torii「鳥居」en japonés. Los
extranjeros ingresaban cruzando la puerta, sin embargo, los japoneses hacían
una pequeña reverencia como saludo al ingreso, o despedida a la salida ya que
es una costumbre de ellos.
Siempre que viajo por Japón, puedo observar
una gran cantidad de turistas chinos. Sin embargo, lo que me llamó la atención
en esta oportunidad, fue la poca presencia de turistas chinos debido al brote
de la enfermedad conocida como “el nuevo Corona Virus” que se está contagiando
muy rápido por todo el mundo.
Se dice que este santuario fue construido
en 1920 y dedicado al emperador Meiji y su esposa, la emperatriz Shoken, como
un agradecimiento por sus acciones durante la llamada Restauranción de Meiji.
Incentivó a una sociedad más occidentalizada y motivó a las relaciones con
algunos de los países desarrollados de este entonces. Este año 2020, se
celebrará el centenario de su consagración y que coincide con el año de la
realización de los juegos olímpicos y paralímpicos en Tokio.
Al caminar con dirección al santuario
vamos a ir cruzando varios “torii” de madera y cobre y veremos la figura
del crisantemo, la flor que podemos observar en el blasón de la familia
imperial. A los costados del camino sólo veremos los árboles rodeando el lugar.
Mientras caminamos podemos sentir un aire puro y de paz. Mientras disfrutamos
del ambiente vamos a encontrar unos barriles de sake y vino en exhibición. Más
adelante unos paneles con la historia de la época Meiji.
Este santuario está conformado por
la zona interior conocida como naien y la zona exterior como gaien, cada una de
ellas con su característica especial. Llegamos al último “torii” que nos
llevaba al Santuario Meiji. Ingresé, no sin antes lavarme las manos en la
fuente de ablución “Temizuya”, que según dice las costumbres de esta religión
es para purificarse el cuerpo y el alma de las malas energías antes de entrar
al templo. Me dirigí al santuario para lanzar unas monedas y hacer una pequeña
reverencia, las dos palmadas y pedir un deseo.
Otra de las costumbres es comprar un omamori o amuleto, los omikuji
para la conocer la suerte de cada uno o escribir en el ema nuestros
deseos. Yo decidí comprar un omamori y colocar mi deseo en un ema para colgarlo
y tener la esperanza que se hará realidad.
Me quedé unos cuantos minutos
disfrutando del lugar y tuve la suerte de ver a unos novios cruzando la plaza
donde está ubicado el santuario. Observé la arquitectura del lugar, sus
costumbres y la naturaleza del lugar. Al terminar de visitarlo me quedó una sensación
de paz y tranquilidad.
Acceso:
-
Línea
de tren JR Yamanote y bajarse en la estación de Harajuku
-
Metro
línea Chiyoda y Fukutoshi, bajarse en la estación Meiji jingu mae.